E l caso es que yo sentía ajetreo en casa, aunque no me pregunteis porqué pues no entendía que irnos de vacaciones fuera tan jaleoso.
Y es que viendo como resoplaba mi mami de vez en cuando, intuía que iba a suponer un despliegue de medios y creatividad algo inusual en nuestra, ya asentada, vida cotidiana.
Yo intenté que nadie olvidara mis chupetes, mi osito y mi mordedor, con eso y la teta, ya podía ponerme en marcha.
Una mañana, me desperté pronto, comí, me colocaron en el huevo y estuvimos un montóooon de tiempo en el coche. Yo no sé lo que tiene, el caso es que estuve mucho rato dormida y lo pasé bien.
Cuando desperté, estaba en el mar, en la casa de mis abuelos, en la tierra de mi madre y descubrí el olor de los espetos, mi abuelita decía que cada vez que pasaba por el chiringuito, se me ensanchaba la nariz.
Pasé muchos ratos en la playa y jugué con mi abuelita que me daba de comer, me dormía y me cantaba y, en su casa, probé por pimera vez el plátano, pero ....no se bebía!!! y no sabía qué tenía que hacer para tragármelo. Lo intenté varias veces y al tercer día conseguí merendar decentemente...menos mal!!!! (aunque vamos, mientras que haya una teta a mano, pa'que te voy a mentir, que se quite lo demás!).
De repente, otra vez en el huevo y otro viajecito-siesta en el coche...anda, si llegamos a casa!!! pero no, seguía el ajetreo, mis papis no paraban, mi madre se puso a lavar, a limpiar y a remover maletas cambiando la ropa ¿por qué lo hará?
Lo siguiente que recuerdo es que estábamos en un sitio muy bonito que olía a pinos, creo que se llamaba Tordesillas. Olía a pinos y a tierra mojada pues estaba lloviendo.
Cuando bajé del coche, unos chicos vinieron lanzados a darme besos...y es que tengo un glamour!!!!!
Al principio me extrañé, pero luego vi que conocían a mis papis y que eran muy simpáticos, así que me dejé querer, como yo solo sé.
Lo pasamos muy bien, mi madre se comió la leche merengada más alucinante de su vida, así que me dije que yo tenía que probarla: teta, teta, guaaaaaaaaaaaa, guaaaaaaaaaaaaaaa, teta, teta....ufffff, por fin, lo conseguí....
Al poco, llegamos a un lugar con un edificio muy grande, no había visto nunca uno así, ni siquiera el día de mi bautizo. No sé quién vivía allí, el caso es que mi papi esperó en una cola muy grande y me subió para que le diera un beso a un tal Santiago. Se puso muy contento cuando lo conseguimos.
A partir de ese día, nos movimos mucho...pa'rriba, pa'bajo, ahora come, ahora duerme, ahora paseo,
cambiadores improvisados,
otro paseo, y otro...la verdad es que me vino bien el ejercicio, dormía como un ceporrín na'mas terminarme el biberón.
Cuando ya me había acostumbrado a ese sonido raro de la gaita, me volvieron a subir al huevo y aparecí en otra playa, diferente a la de mi mamá, pero igual de bonita. Olía a mar y hacía mas calor que en la casa de Santiago, así que aprovechamos para estirarnos un poco en la pisci y comer cositas ligeras.
Aquí me llamó la atención otra casa, que no era ni como la mia ni como la de Santiago. Mi padre dijo que era una fortaleza, un castillo, que era muy antiguo y de un tal Baiona, me gustó mucho, era diferente. Mi papá tocaba las piedras y mi mamá decía que había mucha energía, no sé lo que será eso.
También tuvimos ajetreos de salidas, entradas, comidas... pero en otro rato, me pusieron de nuevo al huevo y me dieron una sorpresa.
De repente, estábamos fuera de España! (nunca lo había hecho en esta larga vida mia) y descubrí la catedral de Luzia, más bonitaaaaaaaaaaaaaaaaa.
Creo que a mis padres les costó llegar, tengo que admitir que no se lo puse fácil: tenía una apretón y me hice caca, también me entró mucha hambre, pues se me había pasado mi hora con tanto viaje y no lo pude evitar, me puse a llorar como está mandao, así que tuvimos que parar en lo alto del monte, en una Pousada (ya hablo idiomas!)antes de visitar la casa de mi compatriota Luzia.
Tenía un innegable parecido a la casa de Santiago pero era más pequeñita. Tenía muchas escaleras y me costó subir pero luego la vi y me hizo mucha ilusión.
Reconozco que ese día fue un poco largo pero después de otro rato de huevo, al que ya le había cogido un poco de manía (es que ya no me puedo ni estirar!)llegamos a casa y por fin pude descansar en mi minicuna, que por cierto se me ha quedado pequeña.
Mamá, cuándo me cambias a la cuna grande????
