NOSTALGIA.

Es la mañana de Reyes, un día muy alegre. Pero yo no sé porqué (bueno, sí que lo sé) me siento invadida por una gran nostalgia.
Ha sido la combinación de varios factores, seguro:
falta de sueño. La peke se ha despertado muy pronto esta mañana y no he podido hacer oídos sordos a su llamada, a pesar de estar matada. Le he cambiado su pañal y le he preparado su biberón. Cuando lo ha tomado, se ha vuelto a quedar dormidita.
A mi me hubiese gustado hacer lo mismo, pero teniendo en cuenta que la pobre no tenía nada para la comida de hoy, me he puesto a pelar verduritas delante del televisor.
Para mi sorpresa, GREASE, en todo su esplendor.
En fin, que me he puesto a verla, por décima o undécima vez, pero qué importa…de nuevo, esa nostalgia de juventud, más bien, de niñez, en casa de mis padres…he debido relacionarlo con los increíbles días de Reyes Magos y aquellas mañanas frías en Málaga, cuando mi hermano y yo nos levantábamos muy pronto para ver los regalos que nos habían traído.
Recuerdo la puerta que nos separaba del salón, donde los Reyes Magos adornaban con multitud de presentes el sofá de nuestra pequeña casa. Era una puerta blanca (al menos en mi recuerdo) en la parte superior un cristal translúcido nos hacía imaginar lo que había al otro lado. Mi hermano y yo pasábamos los minutos mirando ese cristal, minutos que parecían horas, esperando que nuestros padres nos dieran permiso para cruzarla y disfrutar de ese espacio mágico solo para nosotros.
Qué sensaciones!!!...Qué ilusiones…quizás también les echo de menos, a ellos, a mis padres, que viven tan lejos.
No he tenido más remedio que volcar toda esta nostalgia en estas tres letras, pensando que, a lo mejor, se me iba esta sensación de angustia que se anida en la boca de mi estómago.
Quizás, cuando Lucía tenga un par de añitos, recupere esa sensación perdida de mi niñez, de ilusión, alegría, inocencia o incluso mejor, nacerá otra sensación mejor y más nueva, la de ser yo quien proporcione a mi chiquitina ese brillo en sus pequeños ojos.