La insoportable LEVEDAD del ser

Es lo único que se me viene a la mente cuando pienso en la fragilidad del ser humano y lo complicado que es que una nueva vida vea la luz.

Algo, tan habitual todos los días, nacimientos cada minuto, en cada uno de los rincones más recónditos del planeta, tan natural, tan masivo, algo que incluso los chinos con su política de hijo único (por cierto, a punto de cambiar en los últimos tiempos) nos demuestra, con toda su fuerza, que es tan sumamente fácil....PUES NO, es el milagro de la vida, algo tan complejo, tan complicado y delicado a la vez, en el que cada minuto, algo puedo ocurir, algo puede truncar el camino hacia la existencia.

Gracias a Dios, al cielo, a las estrellas, a Buda, a Mahoma, por la nueva vida que hemos creado.

Infecciones, accidentes, abortos espontáneos, subidas de tensión, enfermedades, fiebre alta...que el bebé no quiera nacer??? porqué no...

Cada nacimiento es un milagro, cada vida es única, por eso hay que cuidarla, mimarla con esmero, paciencia, mucha atención y sobre todo, muchísimo amor.

No es un mensaje derrotista para las futuras madres que puedan leer este blog (no sé si entre los habituales se da este caso), espero que sea solo una visión realista: un milagro no es cualquier cosa: -¡Hala, ponte, que vamos a procrear ! eso en el mejor de los casos....porque no entro en la dificultad de la concepción, solo hablo del día a día en los nueve meses de embarazo...y luego los hombres se quejan de la revolución hormonal!!!

REVOLUCIÓN??

Una guerra, batallas completas, durante todo el tiempo que el incipiente ser está dentro de ti.

RESPONSABILIDAD.

Algo que las madres no pueden evitar, aunque la mayoría de las veces no dependa de ella esa leve fragilidad.

De cualquier modo, merece la pena ese riesgo, esos demonios interiores que no te dejan conciliar el sueño porque el miedo se te queda encajado en la costilla.

Mucha suerte para las futuras madres que han comenzado la aventura de este milagro. Paciencia, alegría, aunque la prudencia reine en vuestros corazones. Si ha de nacer, nacerá. Si ha de ser, será.

Es la insoportable levedad del ser.