Tiempo INJUSTO II

Se miró en su caracola reluciente y ésta le devolvió su imagen: vio que estaba sola, de nuevo.

Ahogada y sola.

Nunca le había asustado la soledad, era una buena compañera , se habían hecho amigas hace tiempo, pero ahora la sentía fría, su mundo había crecido, había probado el aire exterior y necesitaba compartirlo, necesitaba mas, pero no había nadie con quien hacerlo.

Por qué seguía intentando cruzar la frontera , si al final, tras el fracaso, le quedaba ese sabor agridulce? quizá porque es mejor sentir algo que no sentir nada? probablemente.

Tomó la decisión de volver a la profundidad del océano y reaprender su vida. Había tanto por hacer! No saldría nunca mas, no le dejaría a él entrar. Si volvía a entrar, volvería a contaminar su mundo con la alegría de los colores del sol, con la calidez de sus rayos, con el autoengaño de una nueva vida fuera del agua…algo imposible.

Todo comenzaría de nuevo…otra vez. Como al principio.

Buscó su reflejo en la caracola nacarada de tonos marinos y vio que el tiempo se le escapaba …¿o era la vida?
Si no tenía tiempo, ni vida… qué le quedaba?

Quizá no era tan buena idea esconderse en un rincón del inmenso mar, así que subiría hasta la superficie y esperaría hasta poder probar otra bocanada de ese aire, solo un poco mas, aunque esa pequeña bocanada le sumergiera de nuevo en este tiempo injusto de soledad.

Quizá se llevara consigo, la próxima vez, un poco del olor a hierba recién mojada por la lluvia.